Habitantes de distintos planetas musicales, pero con un interés compartido por la cumbia colombiana, formaron en Temuco uno de los proyectos más exportables de la escena chilena: El Combo Sobrenatural, un trío bautizado con nombre de banda multitudinaria en un gesto que representa su esencia, minimalista en cuanto a formación, pero maximalista en sus ambiciones. El Combo Sobrenatural siempre suena como si fuesen mucho más que tres, aunque al final del día siempre se trata de la fusión de poderes entre Nicolás León, Rafael Soto y Daniel Paredes. Un DJ electrónico, un gran percusionista de sonoras y un productor de música electrónica y urbana que además canta cueca y boleros respectivamente.
El resultado de semejante combinación es un homenaje a la cumbia. Pero no a cualquiera. El Combo Sobrenatural se aleja de la norma conocida hasta ahora, llena de bronces, con toques salseros y más bien «latin». Lo suyo no es Nueva Cumbia Chilena ni por asomo, sino una propuesta basada en el estudio del género y de su historia. «Nosotros ponemos cumbia que mueve las caderas», explican los integrantes del grupo, amantes de la cumbia, el porro y el vallenata cuya propuesta se ancla en el fanatismo por incluir los bombos atrevidos, las percusiones salvajes y los bajos imposibles de los viejos Long play de sus héroes como Aniceto Molina, Calixto Ochoa y otros fundadores de la cumbia colombiana de los 70s.
La máxima expresión de El Combo Sobrenatural ocurre sobre los escenarios. Los temucanos llevan los últimos cinco años sacándole brillo a una performance enérgica y probada con absoluto éxito en toda clase de escenarios. Como buenos estudiosos de la cumbia, Nicolás, Rafael y Daniel saben que la vocación del género es bailable y popular, así que sus shows buscan que ningún cuerpo permanezca quieto. El Combo Sobrenatural en vivo es pura fiesta y descargue al ritmo de una cumbia moderna, con bombo electrónico incluso, pero nutrida por sonidos originarios y ultra vintage. La efectividad de sus conciertos es resumida por ellos mismos con una frase breve, confiada y sincera: «Es un mambo permanente».
